martes, 11 de septiembre de 2012

Los Angeles Times, aval de criminales en México


Publicidad que se le hizo a Peña Nieto para algunos espectaculares Foto: red


Guadalupe Lizárraga

Los Angeles Times ha publicado un editorial en contra del pueblo de México, titulado In Mexico, time to move on. Ciego y cómplice del narcopoder, le pide a Andrés Manuel López Obrador que desista de su “desafío a las instituciones” y que “trabaje para el sistema”, como seguramente ya lo está haciendo el mismo diario, en un claro supuesto de que todos se someten tarde o temprano.

Con inusitado cinismo, el medio de comunicación pide que se pase por alto el proceso electoral fraudulento, la denuncia judicial contra el PRI por lavado de dinero, la indolencia cómplice de un congreso sometido y la corrupción del poder judicial para que calificara de “ejemplar” la elección. Pide Los Angeles Times que aceptemos todos los delitos del PRI, por el “bien de México”.

Lo que en realidad significa es que el pueblo de México se calle y acepte el golpe de estado que legalmente se está dando y que se pretende disimular con la elección fraudulenta del narcopoder.


En primer lugar, hay que aclararle al medio estadounidense que AMLO no es México. Que somos millones de mexicanos que si bien votamos por él, no estamos dispuestos a ser parte de un pueblo depredado y corrompido por una mafia solapada por medios de comunicación cómplices sean mexicanos o extranjeros.

Para el diario angelino, “México no puede permitirse este tipo de batalla larga y dividida con la que amenaza López Obrador”. Con este manipulador y desinformado comentario, Los Angeles Times intenta desvirtuar una auténtica lucha del pueblo mexicano por construir su democracia. Una lucha de ciudadanos con dignidad que se resisten a ponerse de rodillas ante el narcopoder que impone a Peña Nieto.

México sí puede librar este tipo de batallas y otras más, por supuesto. Con inteligencia estratégica, sin derramamiento de sangre, con boicots económicos, manifestaciones masivas, denuncias internacionales, brigadas de información globales, y con todo lo que ayude a romper los cercos que levantan los medios cómplices del narcopoder. No sólo se puede, es la obligación moral de toda ciudadanía activa que quiere vivir en democracia.

López Obrador, ciertamente es un líder fuerte, sensato y a la altura de las circunstancias que reclama la complejidad de México. No obstante, el pueblo ha mostrado sus propias iniciativas, su propia fuerza y su propia sensatez. La búsqueda de justicia, democracia y libertad se ha convertido para los mexicanos con dignidad en una tarea colectiva prioritaria y no en una mera carrera electoral, en la que ya hay apuntados para el 2018.

Una moral que no alcanza a comprender quien defiende al que arrebata el derecho de los ciudadanos sobre la propiedad de su propia nación.

Sobre el narcotráfico

El diario cómplice dice que “El país está sumido en una guerra contra el narcotráfico que ha cobrado más de 50 mil vidas”. Nadie mejor que los mexicanos con memoria saben de esta guerra. Pero lo que no dice el diario es que fue planeada desde Carlos Salinas de Gortari y George Bush padre, en 1991, con la prohibición y persecución del tráfico ilegal fuera del territorio estadounidense. Que en acuerdo firmado por ambos presidentes –por cierto, uno de ellos justamente emanado de la tradición del fraude–, se construyó “el problema de la narcoviolencia en México”.

Ya con el buen pretexto de combatir narcos, la guerra continuó; y volvió a subir de tono con George W. Bush y Felipe Calderón, en 2006. Se firmó un nuevo acuerdo en noviembre de 2007, de la que fueron beneficiados los empresarios amigos de Bush con la venta de más armas a México, al ejército y policías, pagados con los impuestos mexicanos. Los 50 mil muertos a los que alude Los Angeles Times fueron rebasados desde 2010, según cifras dadas por Gobernación.

Sobre la corrupción

Otro punto al que alude el diario angelino, es a que en México la “corrupción es rampante, las reformas judiciales siguen en espera y la economía es lenta”, pero insiste en que se acepte a un criminal que el gobierno de Estados Unidos reconoce como violador de derechos humanos al otorgar el primer asilo político a una de sus víctimas, su expareja homosexual Agustín Estrada Negrete.

El diario angelino pretende que las víctimas de Atenco se callen porque “hacen falta reformas judiciales”. El diario cómplice quiere que la familia de Ricardo Humberto Nieto, juez ejecutado de un tiro en la cabeza después de negarse a dar pena máxima a los líderes campesinos de Atenco, se olvide de su muerto y que acepte como reformador del sistema de justicia a quien, según investigación privada de la familia, lo mandó matar.

Ningún político estadounidense con la trayectoria de Peña Nieto estaría libre. Con menos corrupción y sin violaciones de derechos humanos, los estadounidenses cumplen penas por años y sus trayectorias políticas son fulminadas, independientemente del partido. No hace falta recordar que investigaciones periodísticas llegaron a tumbar a un presidente y la crisis política fue superada sin que ardiera el país. Lo mismo puede pasar en México, sin tantas complicidades.


Protesta ante Tribunal Electoral Foto: Oscar Mireles







Sobre el sistema electoral mexicano

Cínicamente, Los Angeles Times, dice que “nadie discute que el proceso electoral de México podría mejorar. Pero si López Obrador cree que el sistema electoral está roto, debería trabajar dentro del sistema político para arreglarlo”. Increíble, cuánta falta le hace el dinero a este diario como para corromper su prestigio a este nivel tan burdo.

El sistema electoral mexicano no está roto. Está perfectamente “sano” para defraudar la voluntad popular a favor de quien lo controla, y así ha sido desde Carlos Salinas de Gortari. Incluso, la reforma que da pie al Instituto Federal Electoral, en 1990, involucra a intelectuales de “conocido prestigio” para legitimar la violación a los derechos políticos en cada sexenio y desinflar la protesta social con la falacia de la autoridad intelectual del “consejero”. Para esto funciona también el ejército en las calles, y los ejecutados en los puentes: para desconectar la acción colectiva ciudadana.

Los Angeles Times olvida la trayectoria del fraude en México, pese a que llegó a difundir parte de los análisis que en 1994, el académico mexicano Fernando Bazúa, coordinara junto otros intelectuales de la UNAM, como Mauricio Sáez de Nanclares Lemus y Francisco Bedolla Cancino. Se trataba de una investigación sobre la multicredencialización del IFE y la fraudeabilidad del sistema, publicada parcialmente el 18 de julio de 1994 en La Jornada.

También lo registró en parte La Carpeta Púrpura, Núm.167, como “Caso Bazúa” después que el grupo de intelectuales fue perseguido e incluso desprestigiado por los mismos consejeros electorales, al grado de tener que salir del país. De todo ello, hay registro en Univision, La Jornada, Proceso, La Opinion de Los Angeles y por supuesto en Los Angeles Times, en sus archivos muertos. Se dieron conferencias de prensa en Washington y se trabajó con la organización no gubernamental Development GAP y periodistas mexicanos en EEUU.

El investigador de la UNAM, John Ackerman, recientemente hizo referencia en uno de sus artículos que el IFE por su origen “salinista” ha sido un problema para la democracia mexicana y que sólo se salva el periodo de 1996 a 2003, al que llama su “época de oro”. Ackerman no da nombres de por quiénes podría salvarse ese periodo, y porqué marca esa fecha, pero hay quienes tenemos otra versión de los hechos, y no vemos ninguna época de oro.

La transición y los consejeros

En 1996, Mauricio Sáez de Nanclares fue cofundador de la revista mensual Transición, y Bazúa y Bedolla se incorporaron al debate sobre si había una real transición a la democracia o no. En ese año, entre los consejeros electorales se encontraban Emilio Zebadúa y Carmen Aristegui, tiempo en el que fueron pareja sentimental y procrearon un hijo, pese a que Zebadúa ya estaba casado y con familia. Este comentario último parecería impertinente, pero no lo es. En la política mexicana, la vida privada influye.

El exconsejero electoral llegó a participar en estos debates de la revista Transición, y cuando Zebadúa me preguntó por qué el nombre de mi revista, respondí que desde el segundo informe de Salinas fue la palabra que más utilizó y no la soltó en todo el resto del sexenio, mientras la prensa hacía eco. Al poco tiempo, Aristegui publicó un libro con el mismo título.

Zebadúa, entre fracasos políticos y negociaciones partidistas, llegó a secretario de Gobernación en Chiapas, y finalmente se estacionó como asesor intelectual de Elba Esther Gordillo. Al frente de la fundación del SNTE y miembro del PANAL, no duda en llamar democracia a México, pese a sus estudios en Harvard, y usa la pluma, de vez en cuando, para defender a su mecenas. De Aristegui ya se conoce su trayectoria. Ambos consejeros electorales de la época de oro del IFE.

Los consejeros no han funcionado para construir democracia, y sí han respondido a la idea genial de Salinas de Gortari de legitimar con su nombre cada elección, acto pagado decorosamente con dinero de nuestros impuestos.

Este sistema electoral, que aplaude Los Angeles Times, simplemente no lo toleraría ni la cuarta parte de los contribuyentes estadounidenses en su país. Menos si hubiera denuncias de millones de ciudadanos en las calles reclamando fraude, y la Suprema Corte de Justicia se doblegara “por unanimidad” ante el ejecutivo de turno.

La simulación

El diario de Los Angeles Times, además de subestimar la inteligencia ciudadana, intenta persuadir, con un ramplón tufo imperialista, que Peña Nieto será capaz de hacer las reformas que transformen lo que ha mantenido al narcopoder por más de veinte años: la simulación de democracia.

Como en los mejores tiempos de Salinas, Los Angeles Times “ni ve ni oye” la realidad mexicana. Y no solo deja de hacer su trabajo, contar lo que pasa, sino que además se mete de representante político del golpista Peña Nieto.

En un punto no está equivocado Los Angeles Times, y es que Andrés Manuel López Obrador es el outsider del sistema, (“el intruso”).que les representa la incertidumbre de si continuaría con el mismo esquema de políticas y de impunidad. Lo que no tiene claro Los Angeles Times, ni el narcopoder, ni Estados Unidos, es que el pueblo no es un intruso en el sistema. Es el que sostiene el sistema, y en el momento en que se mueven los de abajo, los de arriba se tambalean.


http://www.losangelespress.org/los-angeles-times-aval-criminales-mexico/

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